Lo propio del Islam

Padre Galindo con María Benetti Meiriño

Padre Galindo con María Benetti Meiriño

De Oriente a Occidente: Los cristianos predican el amor a los enemigos, ¿qué es lo  propio del Islam?

     No quiero entrar aquí, ahora, a tratar de la originalidad de ese mandamiento del amor a los enemigos, del que los cristianos hacen gala y se atribuyen como si fuese una originalidad suya, pues cientos de años antes de Cristo lo encontramos en los Libros Vedas, como declaraba el Prof. Raimundo Panikkar y después proclamaron, entre otros, los sufíes musulmanes. Me limito aquí al poeta y sufí turco Yunus Emre (1238-1320) cuando proclama: “El odio es nuestro único enemigo. Para nosotros el mundo entero es Uno. No estoy en la tierra para sembrar la guerra ni la enemistad. El amor es la misión y la vocación de toda la vida. Que una única palabra pare la guerra: Ama y se amado”…

     Y es normal: Dios es amor y sus iconos, los hombres y mujeres todos, tienen la misma tarea y el mismo mandamiento, cualesquiera que sean su religión, su cultura y su educación. Pero ser icono e imagen de Dios comporta ese mandato para todos. No es un mandato exclusivo ni propio de nadie. Igualmente lo “especifico del Islam”, que tampoco es propio ni exclusivo de nadie, y que podemos llamarlo el Espíritu de los cinco pilares, verdadera cátedra de espiritualidad islámica y que se materializa en estos cinco puntos:

  • La profesión de fe (shahāda), verdadera piedra angular de la comunidad musulmana. Por ella el creyente musulmán busca liberarse de toda idolatría, la del ego y la de las cosas todas disponiendo así a sus seguidores para el rendimiento y sumisión sin condiciones a Dios, como hizo Abraham. Cinco veces al día y todos los días de la vida el creyente musulmán proclamará a los cuatro vientos “confieso que no hay más Dios que Dios”. En una palabra andar sin absolutos, fuera de Dios. Que ese es el mal de nuestro mundo idólatra actual.
  • La oración ritual (ṣalāt) cinco veces al día también para recuperar el ritmo creador y mantener el contacto con el Dios vivo, porque si se pierde ese contacto con Él, rápidamente se cae en la idolatría del tener del aparentar y del gozar, que son los ídolos de nuestro tiempo.
  • La limosna legal (zakāt) que enseña a romper la violencia de la propiedad privada, ya que los bienes, tan egoístamente globalizados, son de Dios y para todos.
  •  El ayuno (ṣawm) que enseña el sentido exacto de las cosas y le permite adquirir una ternura nueva, cósmica, por todo lo creado
  •  La peregrinación (haŷŷ) hace tomar conciencia de “ser de otra parte”, “exiliado, de no tener ni poder tener patria ni en el ego del que tiene que salir, ni en las cosas de las que va de paso, porque rotundamente “somos de Dios y a El volvemos” (Corán.2,156). Y todo esto, cinco veces al día, salvo la peregrinación una vez en la vida, cara a Dios, “que se ha autoimpuesto la misericordia (Cor.6,18;6,54). Por la peregrinación el musulmán realiza la vuelta al Centro Cósmico de la energía y de la vida.

Esos pilares, en su exacta hondura son algo más que normas y leyes. Son la pedagogía para acabar con la idolatría del ego y de las cosas, para conquistar la libertad, a fin de poder rendirse a Dios como verdadero creyente y comenzar con los demás creyentes un diálogo sin proselitismos absurdos y respetuosos de los otros y de su religión. Aprender a ir a Dios, no desde la teología ni la razón sino desde la experiencia, desde la mística, porque a Dios no se le puede captar con el intelecto ni con los sentidos sino únicamente puede ser experimentado. Por eso constatamos que lo que falta en nuestros diálogos interreligiosos son los testigos que nos hablen, no de memoria ni de libros sino de lo que han visto y oído, de lo que han tocado con sus manos, ya que Dios no es algo que se explica sino Alguien que implica y nos vive. Nos faltan testigos y nos sobran doctrinas e ideologías. Necesitamos los unos y los otros, desidolatrizarnos y para ello necesitamos testigos de la experiencia de Dios que nos eduquen en la ardiente pedagogía del Fuego que ellos han hecho, cualquiera que sea su credo y su cultura. Necesitamos testigos que nos relativicen, a partir de su experiencia de Dios, nuestros absolutos religiosos. Porque si Dios es el único absoluto, es contradictorio ir a Él arrastrando nuestros idolillos y pequeños absolutos. Absolutos que son más hijos de nuestro ego pagano, de nuestros miedos, inseguridades e intereses, no siempre espirituales o, al menos, no tan espirituales como proclamamos. Al contrario, juntos, sin anatemas ni monopolios habríamos aprendido a relativizar lo poco que sabemos de Dios y lo poco que ese poco tiene que ver, de verdad, con el Dios Vivo. Y, como un secreto de familia humana nos pasaríamos unos a otros las preguntas que no oponen ni dividen, porque son fruto total de nuestra común pobreza y de nuestra hambre común del Misterio. Las preguntas iniciadoras del verdadero diálogo religioso: Decidnos, ¿qué os a dicho Dios a vosotros?¿qué os ha pedido?¿ qué vislumbráis?¿qué sabéis por experiencia de Dios y de la verdadera vida?. Decidnos en una palabra, ¿hacia dónde cae Dios?

Ojalá ese subrayado del mandato del Amor, incluso al enemigo, no solo sea seguido por los cristianos, sino también por cualquier hombre o mujer, cualquiera que sea su religión, por todos los creyentes, y por todos los humanos de buena voluntad que se dejan educar por el Espíritu, Lumbre y Fuego de todos y de cada uno. Nada más contrario al Amor y a ese Espíritu que creerse con el monopolio y menos con el complejo de superioridad porque en las exigencias del amor todos somos iguales.

Emilio Galindo Aguilar

Acerca de emiliogalindo

Emilio Galindo Aguilar, sacerdote de los Padres Blancos, nacido en Granada, doctor en Filosofía, arabista e islamólogo. Estudió en la Universidad Gregoriana y el el Instituto de Letras Árabes (Túnez). Actualmente es Director de Darek-Nyumba, Centro de Investigación Islamo-Cristiano de Madrid. Dirige las publicaciones Encuentro Islam-Cristiano, Pliegos de Encuentro, los Congresos Islamo-Cristianos a Distancia, y Otras Aguas Vivas. Es autor de varias obras destacamos entre ellas: Guía Hispano-Árabe (2001), La Experiencia del Fuego (2 ed. 2002), Los sufís, esos hombres incómodos del Islam (1983) Sacerdote de los Padres Blancos. Nacido en Cúllar-Vega (Granada) el 17 de agoto 1927 y fallecido en su casa natal el mismo día del año 2014. Cursó Humanidades y Filosofía en Granada y Córdoba (1941-1948). Realizó estudios de Teología en Cartago-Túnez (1953). Se doctoró en Filosofía en Roma (1956). Estudió Árabe e Islamología en Túnez (1958). Fue Director del IBLA (Institut de Belles Letre Arabes) en Túnez entre los años 1958 y 1969. En 1969 fundó y es Director del Centro Darek.Nyumba, http:/www.dareknyumba.com («tu casa» en árabe y swahili), una Asociación Benéfico-Cultural, sin fines lucrativos y comprometida de modo especial con los problemas del Tercer Mundo y el diálogo con el Islam. Es fundador igualmente y Director de publicaciones tales como “Encuentro Islamo-Cristiano” (1972-), “Pliegos de Encuentro” (1975-), “Otras Aguas Vivas” (1995-), y “Crislam” (1983-). Es Profesor invitado del Pontificio Instituto di Studi Arabi e d’Islamistica de Roma desde el año 1989 y ha sido Profesor invitado de la Universidad Pontificia de Comillas (1993-2004). Entre sus principales libros se cuentan los siguientes: La antropología de Avicena a la luz de su cosmogonía emanantista (1956), La Experiencia de Dios en el Islam (1985), La Experiencia del Fuego. Itinerario de los Sufíes hacia Dios por los textos (1994, reed. 2002), Enciclopedia del Islam (2004) (director y editor). Y en la colección “Otras Aguas Vivas” de textos sufíes: Salmos sufíes (1995), Sólo a Ti voy buscándote (1998), Al-Sustari, peregrino y juglar del Amor (2001) y Rabi’a al-Adawiyya, paloma de Luz y Lumbre (2002).
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